martes, 14 de febrero de 2012

¿No era ése el final?

La calida y tenue luz de la lámpara que estaba en la mesa al lado de su cama estaba brillante como nunca, y el suave murmullo del fuego era relajante. No se escuchaba nada más aparte de la tímida respiración de la princesa cisne.

Abrió lentamente los ojos, se frotó la cara con las manos, se sentó en su cama y se estiró como cisne, a fin de cuentas, le gustaba extendes sus alas.

Sus alas.


Dió un brinco ¿qué le había ocurrido? Un halo de luz, como alas cubría parcialmente sus brazos.


¿estaba transformandose en cisne? ¿Al amanecer?


Luego dió un salto. Su último recuerdo, en la fría y cruel nieve teñida de rojo era todo lo que tenía. Estaba segura; no había regresado a su cabañita en el bosque por su cuenta, entonces ¿cómo lo había logrado?


Su punk. Pensó y sonrió ¡Sí había ido tras ella a salrvarla y procurarla!


Animada se levantó y buscó su capa negra, pero no estaba, alguna de sus pertenencias, pero se las había llevado todas, una nota; y tampoco hubo suerte. ¿Su punk al fin agradecía el anonimato?


De pronto, escucho pasos en su cuarto de  piano (el cual había sido llevado por ella misma con un hechizo de fuerza y la ayuda de Friedich; un mayordomo y gran amigo el cual prometió mantener su secreto) y decidió averiguar si los animales aún estaba ahí, pero al entrar no encontró los ciervos de siempre, ni al punk de siempe. La sorprendió su visitante.


-Su majestad, al fin despertó. Son buenas noticias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario