viernes, 13 de enero de 2012

Episodio de maliciosa bondad.

La princesa y el punk caminaron entre la gente. Ella se sentía contenta de sostener su mano, y era encantador cómo se esforzaba él por tomarla con la mayor delicadeza posible.

Había perdido la costumbre de andar entre muchas personas. Desde que el filósofo se fue, sen encerró en ella misma y en su amado bosque acompañada únicamente por los animales que se cruzaran en su camino.

El, por otro lado, estaba sumamente acostumbrado a estar entre tantas personas, lo tomaba con naturalidad y tranquilidad. Esquivando con agilidad a las personas no podía evitar jalar un poco a la frágil princesa. Incluidas sus grandes zancadas comparadas con los pasitos de bailarina de ella, parecía ser que era aún más pequeña.

Ella estaba cubierta, aunque no con su vieja capa, traía puesta una negra, que la cubría totalmente. Usaba el gorro como precaución, porque no quería ser reconocida como la triste princesa cisne, aunque aún no sabía con qué reemplazaría ése título.

En uno de los grandes y apresurados movimientos del chico un pequeño niño que vendía calcomanías tiró su burda mercancía. Iba a continuar caminando, como él, pero no lo consiguió.

Tímidamente tiró de la mano de su acompañante y él, preocupado volteó a ver qué ocurría con su preciosa gema. Lo que miró lo hizo sentirse inexplicablemente feliz y enfermo.

Ella se había agachado a recoger los cosas, junto al niño. Ahí estaba, hincada en el piso, regalándole no sólo una moneda al pequeño, si no que también una de sus sonrisas. De ésas que brillaban como la primera luz de la mañana.

Terminando su buena y desinteresada obra, revolvió el cabello del niño y dijo adiós con la mano, y sonrió hacia el chico del que ahora estaba enamorada.  El la miró con sus claros ojos bien abiertos con una cara totalmente sorprendida.

Débilmente musitó " Eres muy buena"

Los dos se miraron como extraños y siguieron su camino tomados de la mano, sin pronunciar palabra, sólo saboreando el silencio y el momento que a ambos les metió a la cabeza la pregunta...

"¿Y si no soy suficiente?"