domingo, 18 de diciembre de 2011

Despertar.

La princesa se sentó a esperar. No estaba acostumbrada a esperar por nadie, y le encantaba ese gesto suyo.

Solía llamarla princesa y luego revolver su cabello. Podía abrazarla cuando le viniera en gana y la princesa no le reprochaba nunca nada.  Era excitante y nuevo pensar en esa nueva relación.

Una relación con un punk, hecho y derecho. El reclamaba sentirse especial por tener a alguien como ella por novia, y ella igual.

Eran de mundos distintos.

La princesa podría estar horas sentada admirando el cielo, y el disfrutaba dando conciertos. Ella era la tranquilidad andando y el... todo lo contrario.

Sus platicas eran impresionantes, estaban impregnadas de enorme y profundo conocimiento. El era el empírico y ella el racional. Las vivencias de él eran el triple que las de la Princesa Cisne y la maravillaba eso.

Siempre tenía una historia que contar.

El nunca dejaría que le hiciera daño. La trataba con una delicadeza que no se parecía a nada que ella hubiera experimentado antes. Estaba lleno de pasión, de locura y de emoción.

Era emocionante y seductor.


La princesa se miró las suaves manos. "¿y yo? ¿yo qué soy?"

Sus últimas relaciones habían sido con "niños buenos". Con gente que no decía majaderías, que era delicado y pomposos comentarios.Chicos débiles, ingenuos dulces y refinados. En su lugar el era una explosión de adrenalina y fuego.

Ella se sentía cómoda así pero... ¿en verdad le gustaba eso?.

¿Qué era lo que la princesa quería?

sábado, 17 de diciembre de 2011

Kissing the rock star.

La princesa despertó, en la madrugada, como solía hacerlo frecuentemente. La hora; no la conocía ni pretendía conocerla. Se masajeo un poco la ya a punto de cicatrizar herida de la espalda y se levantó. Aún pasaba la noche en aquella choza del bosque que construyó cuando abandonó el castillo y todo su confort.

No era como si no le gustase, de hecho se encontraba realmente contenta gastando casi todo su tiempo con ella misma, era algo muy terapéutico. Sí, gastaba casi todo su tiempo consigo misma.

Y con él.

Como un flash el recuerdo de él vino a su mente y ella no pudo evitar sonreír ligeramente. Se acercó a la mesa y recargó una mano sobre ésta. Parecía agotada.

Estaba sumida en sus dulces y sobre todo, excitantes pensamientos cuando sintió un profundo dolor en el pecho. El dolor era tan profundo que se hincó en el suelo de repente en una convulsión  violenta y terrorífica..


El filósofo estaba haciéndolo de nuevo.


El dolor se hacía menos intenso cada vez hasta que se detuvo en seco. Aguardó unos segundos y tímidamente miró hacia el cielo. No se percibía gran parte de él, la espesura de los árboles no se lo pemitía. Justo por eso aguardaba en el bosque, para sentirse segura y poder evitar una confrontamiento directo.


La guerra la tenía agotada, todo era muy diferente ya, y ella a penas podía acostumbrarse a hacerle daño y llamar enemigo a alguien como lo había sido él.


Intentaba ser cruel, y eso consumía gran parte de su energía, si no era que toda.

Regresó a la mesa y se sentó.

Aún le dolía... Como antes volvió a la cama y fingió estar dormida.