sábado, 25 de febrero de 2012

Alguien que se ha ido

Con los ojos azules bien abiertos, Lía suspiró profundamente. Estaba sudando mucho al tiempo que  jugaba con su cabello.  El cuerpo le temblaba entre escolofríos y violentaas convulsiones provocadas por el hipo. En serio ya no sabía qué hacer. 

¿Cómo podías amar a alguien a la fuerza? Esto no parece algo posible... ¿o sí lo es?

El extraño ser soltó otro gruñido que hizo saltar a la joven y derramar una espesa y enorme lágrima. Era joven y feliz ¿por qué las cosas malas y bizarras siempre le ocurrían a la gente joven y feliz?

Intentó caminar pero el espírito le enseñó los afilados colmillos y escupió algo que bien podría haber sido sangre. Lía se congeló del miedo y se abrazó a sí misma.

"Entonces, bella joven ¿qué dices?" Vociféro el repugnante espíritu haciendo una mueca que probablemente era traducida en una sonrisa humana. Su voz era como escuchar a un bebé llorar, un violín muy desafinado, a tu novia histérica armar una escenita púlica y a tu madre llamarte por tu nombre completo, todo al mismo tiempo. Tenía una postura que le daaba un aspecto entre amenazaador e hilarante. Su fisonomía (si es que así podía llamarle) era gotesca. La grande cabeza calva en algunas partes estaba arrugada y tenía dos enormes ojos que veían sólo con una diminuta pupila. Su naríz era mas o menos humana y su cara, afilada y en los huesos la hacía parecer pequeña, lo m´s desagradable era su boca, llena de dientecitos afilaados y con dos largos colmillos hacia arriba, como los de un jabalí y llenos de sangre.  Su torso estaba en los huesos también y sus manos retorcidas como en una artritis extrema terminaban en largas uñas amarillas y sucias,pero no garras. Extrañamente su estómago estaba inflado a lo grande, como si estubiese embarazado pero de una cosa Lía estaba segura, fuera lo que fuera esa abominación, no podía embarazarse.  Al final, sus piernas era huesudas y estaban retorcidas con largas uñas en los cómicos piececitos, dándole un aspecto anfibiesco.

En realidad, esa cosa era repugnante y a Lía no le agradaba en absoluto que estubiera en su habitación, mirándole y amenazándola a mitad de la noche y en día de escuela.

En silencio ambos esperaron al otro, ella a que se fuera y ése bizrro visitante a que Lía lo invitase a quedarse.

Para siempre.

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