sábado, 17 de diciembre de 2011

Kissing the rock star.

La princesa despertó, en la madrugada, como solía hacerlo frecuentemente. La hora; no la conocía ni pretendía conocerla. Se masajeo un poco la ya a punto de cicatrizar herida de la espalda y se levantó. Aún pasaba la noche en aquella choza del bosque que construyó cuando abandonó el castillo y todo su confort.

No era como si no le gustase, de hecho se encontraba realmente contenta gastando casi todo su tiempo con ella misma, era algo muy terapéutico. Sí, gastaba casi todo su tiempo consigo misma.

Y con él.

Como un flash el recuerdo de él vino a su mente y ella no pudo evitar sonreír ligeramente. Se acercó a la mesa y recargó una mano sobre ésta. Parecía agotada.

Estaba sumida en sus dulces y sobre todo, excitantes pensamientos cuando sintió un profundo dolor en el pecho. El dolor era tan profundo que se hincó en el suelo de repente en una convulsión  violenta y terrorífica..


El filósofo estaba haciéndolo de nuevo.


El dolor se hacía menos intenso cada vez hasta que se detuvo en seco. Aguardó unos segundos y tímidamente miró hacia el cielo. No se percibía gran parte de él, la espesura de los árboles no se lo pemitía. Justo por eso aguardaba en el bosque, para sentirse segura y poder evitar una confrontamiento directo.


La guerra la tenía agotada, todo era muy diferente ya, y ella a penas podía acostumbrarse a hacerle daño y llamar enemigo a alguien como lo había sido él.


Intentaba ser cruel, y eso consumía gran parte de su energía, si no era que toda.

Regresó a la mesa y se sentó.

Aún le dolía... Como antes volvió a la cama y fingió estar dormida.

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